La vida en un instante

Al atardecer en la terraza del Whitney Museum -un 25 de agosto-, con la vista sobrevolando el Meatpacking District y los farolillos de las terrazas más «instagrameables», pensaba que todo parecía un reportaje del Vanity Fair. Life is wonderful! 

El skyline del Greenwich Village, al fondo la silueta del Upper Manhattan y yo aquí, sentado en un sofá bajo un soberbio móvil de Calder, observando la terraza a través de la gran cristalera y dudando del nombre del arquitecto que había diseñado el edificio. Entonces los vi.

Necesitaba confirmar si realmente estaba viendo lo que creía y tuve que salir para distinguir mejor su imagen. Allí estaban: ella y él. Él y ella. Una mujer negra, de melena pelirroja y rojo carmín en sus labios, atractiva con su vestido ajustado. Él, blanco, con una discreta cresta rizada, vestía de sport, con vaqueros y camiseta. Ella miraba hacia las aguas del Hudson y él, de espaldas, hacia la ciudad.

Su cuidador -el de él o de ella, poco importa-, juntó sus sillas para colocarlos en paralelo, para que ambos pudiesen ver el río, y entonces la chica, con más movilidad, acercó su cara a de él -que permanecía inmóvil- para mantener sus mejillas juntas. Los dos rostros pegados, mirando hacia el frente. Ella ladeo ligeramente la cabeza para que las comisuras de sus labios pudiesen juntarse. Lo hizo una y dos, tres y cuatro veces, hasta lograr mantenerse unidos, mejilla contra mejilla.

Se besaron así, de lado, mirando hacia el horizonte desde una terraza del bajo Manhattan. Ella sonriente y feliz. Creo que él también, quizás más, aunque su rigidez muscular no le permitiese expresarlo. Ambos con parálisis cerebral, viviendo el presente desde un templo del arte americano. Y yo observándolos como a una creación más, sintiéndome allí tan pequeño, entre tanto arte visual y humano, que puede comprender -o eso sentí entonces- la vida en un instante.

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2 Comentarios

  1. En una de tus entradas más poéticas nos haces reflexionar sobre algunas esencias de la vida, y así poder vivirla con más humanidad. Me gusta tu concepto de “arte humano”. No en vano otro amigo me comentaba que es el amor y el arte lo que convierten en vida a la mera subsistencia, frase que hice mia con todo convencimiento.

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